¿Por qué no creer en el América y en el Necaxa?
Por Jorge Romero
ESTO
Que el mundo está cundido de negocios truculentos, deshonras, indecencias, deshonestidades, traiciones y mala fe... eso todos lo sabemos.
Que en nuestro país también abundan las mañas y los trinquetes en todos los rubros, es también de todos conocido... o por lo menos comentado.
Pero, ¿por qué pensar que siempre todo es igual y que nuestra sociedad vive en las penumbras de la maldad, sin una sola luz de esperanza?
¿Por qué creer que en nuestro querido México todo y todos son malos?
Lo más fácil de la vida es destruir, pues construir y proponer requieren de guardar las vísceras y pensar, lo más apegado posible a la objetividad, para juzgar los hechos.
Pensar que todo está mal, y que todo lo que parece malo, lo es, nada tiene qué ver con la honestidad y la imparcialidad de un periodista, así como tampoco creer que todo es bueno y que todo lo que parece lo será.
Nada más falso, pues tarea nuestra es analizar con apego a la verdad, sin distinción entre quienes nos caen bien o mal.
Juzgar todo por bueno o malo, sin pruebas, también es una deshonestidad, y tal vez peor porque nuestro derecho y obligación para con la libertad de expresión se corrompe y llega como un mensaje distorsionado a quienes nos leen, nos ven, nos escuchan.
No olvidemos que desafortunadamente en nuestro país, una de las cosas que peor se hace es el juicio sobre hechos y personas.
Acá se es culpable mientras no se demuestre lo contrario, cuando debería ser al revés.
Si juzgamos, si suponemos, si olemos podredumbre siempre y en todo lugar, tal vez sea porque no nos sacudimos bien la nariz.
Digo, a quien le quede el saco que se lo ponga.
En nuestro mundo, en nuestro país, también hay gente honesta, decente, que actúa con lealtad, con apego a las reglas... incluso aquellos que dicen que todo es malo, se vanaglorian de ser muy buenos.
Por eso pregunto, sobre el juego América-Necaxa, del próximo sábado:
¿Por qué no creer en nuestros jugadores, en sus valores, en que fueron bien educados por sus padres, en que son profesionales y entienden el compromiso moral que tienen con su afición y su equipo?
¿Por qué pensar, a fuerzas, que hay algo oscuro, pactado clandestinamente, para que el Necaxa se salve?
Creo en la dignidad de los jugadores, de los cuerpos técnicos, porque en ellos hay gente que se ha ganado un nombre en nuestro futbol a base de trabajo, como Jesús Ramírez, Raúl Arias, Guillermo Ochoa, Salvador Cabañas, Federico Insúa y Alfredo Moreno, por mencionar a algunos de quienes este fin de semana estarán ante los ojos inquisidores, que nunca se sienten conformes con el resultado pues, para ellos, siempre hay un pero.
Acusarlos, sin siquiera decir que algo dudoso hubo o habrá en el campo, es en verdad una canallada... si no es de verdad inobjetable.
Si el América le gana al Necaxa será, según algunos, porque no podía permitirse un cuarto torneo sin liguilla y vale la pena sacrificar a los rojiblancos.
Si el Necaxa le gana al América -y desde luego, que Tigres pierda, detalle que los malintencionados echan al olvido para despotricar-, será entonces, inobjetablemente, que Televisa no podía permitirse perder tantos millones de dólares con un descenso.
El meollo de este asunto no estriba en un linchamiento de los actuantes dentro del campo, sino en pujar severa pero honestamente, criticar pero con objetividad, las formas y los fondos en que se construyen las estructuras de nuestro futbol.
En los porqués de un sistema de competencia que permite ser campeón a los irregulares, o, en otro ejemplo, hablar de uno, dos o tres enfrentamientos, desde que se emite el calendario, y no cuando se acerca la jornada, para entonces sí poner en guardia a la opinión pública.
Según la tesis de los "redentores y abanderados de las luchas sociales", entonces Necaxa debe irse a Primera A, para que nuestro futbol sea inmaculado.
Según ellos, allí sí triunfaría la verdad y la honestidad porque, si Necaxa gana y a los Tigres se les "ocurre perder, misteriosamente", nada absolutamente sería transparente.
En serio que les escuece el cerebro.
Pobre Necaxa, tan lejos de las buenas intenciones... y tan cerca de sus errores, de los de sus directivos y de la "crítica independiente y honesta".
Por Jorge Romero
ESTO
Que el mundo está cundido de negocios truculentos, deshonras, indecencias, deshonestidades, traiciones y mala fe... eso todos lo sabemos.
Que en nuestro país también abundan las mañas y los trinquetes en todos los rubros, es también de todos conocido... o por lo menos comentado.
Pero, ¿por qué pensar que siempre todo es igual y que nuestra sociedad vive en las penumbras de la maldad, sin una sola luz de esperanza?
¿Por qué creer que en nuestro querido México todo y todos son malos?
Lo más fácil de la vida es destruir, pues construir y proponer requieren de guardar las vísceras y pensar, lo más apegado posible a la objetividad, para juzgar los hechos.
Pensar que todo está mal, y que todo lo que parece malo, lo es, nada tiene qué ver con la honestidad y la imparcialidad de un periodista, así como tampoco creer que todo es bueno y que todo lo que parece lo será.
Nada más falso, pues tarea nuestra es analizar con apego a la verdad, sin distinción entre quienes nos caen bien o mal.
Juzgar todo por bueno o malo, sin pruebas, también es una deshonestidad, y tal vez peor porque nuestro derecho y obligación para con la libertad de expresión se corrompe y llega como un mensaje distorsionado a quienes nos leen, nos ven, nos escuchan.
No olvidemos que desafortunadamente en nuestro país, una de las cosas que peor se hace es el juicio sobre hechos y personas.
Acá se es culpable mientras no se demuestre lo contrario, cuando debería ser al revés.
Si juzgamos, si suponemos, si olemos podredumbre siempre y en todo lugar, tal vez sea porque no nos sacudimos bien la nariz.
Digo, a quien le quede el saco que se lo ponga.
En nuestro mundo, en nuestro país, también hay gente honesta, decente, que actúa con lealtad, con apego a las reglas... incluso aquellos que dicen que todo es malo, se vanaglorian de ser muy buenos.
Por eso pregunto, sobre el juego América-Necaxa, del próximo sábado:
¿Por qué no creer en nuestros jugadores, en sus valores, en que fueron bien educados por sus padres, en que son profesionales y entienden el compromiso moral que tienen con su afición y su equipo?
¿Por qué pensar, a fuerzas, que hay algo oscuro, pactado clandestinamente, para que el Necaxa se salve?
Creo en la dignidad de los jugadores, de los cuerpos técnicos, porque en ellos hay gente que se ha ganado un nombre en nuestro futbol a base de trabajo, como Jesús Ramírez, Raúl Arias, Guillermo Ochoa, Salvador Cabañas, Federico Insúa y Alfredo Moreno, por mencionar a algunos de quienes este fin de semana estarán ante los ojos inquisidores, que nunca se sienten conformes con el resultado pues, para ellos, siempre hay un pero.
Acusarlos, sin siquiera decir que algo dudoso hubo o habrá en el campo, es en verdad una canallada... si no es de verdad inobjetable.
Si el América le gana al Necaxa será, según algunos, porque no podía permitirse un cuarto torneo sin liguilla y vale la pena sacrificar a los rojiblancos.
Si el Necaxa le gana al América -y desde luego, que Tigres pierda, detalle que los malintencionados echan al olvido para despotricar-, será entonces, inobjetablemente, que Televisa no podía permitirse perder tantos millones de dólares con un descenso.
El meollo de este asunto no estriba en un linchamiento de los actuantes dentro del campo, sino en pujar severa pero honestamente, criticar pero con objetividad, las formas y los fondos en que se construyen las estructuras de nuestro futbol.
En los porqués de un sistema de competencia que permite ser campeón a los irregulares, o, en otro ejemplo, hablar de uno, dos o tres enfrentamientos, desde que se emite el calendario, y no cuando se acerca la jornada, para entonces sí poner en guardia a la opinión pública.
Según la tesis de los "redentores y abanderados de las luchas sociales", entonces Necaxa debe irse a Primera A, para que nuestro futbol sea inmaculado.
Según ellos, allí sí triunfaría la verdad y la honestidad porque, si Necaxa gana y a los Tigres se les "ocurre perder, misteriosamente", nada absolutamente sería transparente.
En serio que les escuece el cerebro.
Pobre Necaxa, tan lejos de las buenas intenciones... y tan cerca de sus errores, de los de sus directivos y de la "crítica independiente y honesta".
Gracias a Motorayo por el link
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