Bitácora de Juego | Cruz Azul vs Necaxa

Por Monster

Sábado, 05 de marzo de 2011. 22:30 horas.

Vuelvo a casa después de caminar unas cuantas cuadras bajo una fina lluvia y aunque hago el esfuerzo no puedo recordar cuando fue la última vez que caminé de esa forma. Abro la puerta y me siento un momento en el sillón para descansar un poco después de lo movido que estuvo el día. Mi primer impulso es ir a la cantina y sacar un caballito de tequila, sin embargo me detengo y prefiero poner un poco de agua a hervir pensando en lo bien que me hará sentir el olor de café por toda la casa.

Mi siguiente impulso es prender la computadora y sentarme a escribir. Y debo confesar que en esta ocasión me cuesta trabajo hacerlo. Al menos hacerlo como lo he hecho (bien o mal) en el pequeño transcurso de esta columna. Hay tantas cosas que quisiera comentar, tantas sensaciones que hubo, tanto color, tantos sonidos, tanto rojo y blanco....

Desperté muy temprano, no dormí bien, me emocionaba la idea de ponerme la rojiblanca de nuevo para ir al estadio y apoyar al Necaxa. Sabía hasta ese momento que el juego iba a ser complicado para los rayos, sin embargo la pasión insistía en que ganábamos el juego en forma contundente.

Salí de casa al mediodía y la misma pasión me impulsó a comprar de último momento un par de sendas bolsas de globos rojos y blancos para llevarlos a la tribuna del estadio Azul. Pase por el Borrego y unos amigos y nos unimos a la banda del Comando que se estaba juntando en el metro Zapata. Las miradas de la gente que utilizaba el transporte naranja no se hicieron esperar, entre sorprendidos y un poco divertidos, con los comentarios usuales de "mira, si no son tan poquitos" o "aquí están los 15 de siempre" pasaban a un lado y solo sonreían. Supongo que los más sorprendidos fueron los policías debido al buen comportamiento de la gente que se junto en ese espacio.

Al filo de las 14:00 y luego de llegar a un acuerdo con los respectivos chóferes, fuimos escoltados hasta las inmediaciones de la plaza de toros de donde nos bajamos y caminamos en caravana hasta la puerta 19 del estadio del equipo local.

La espera fue un poco larga bajo el sol, salpicada por las bromas intercambiadas con el jefe del operativo de granaderos que nos cercaban y por las ocurrencias de uno que otro compadre recién conocido hechas para matar el tiempo. Alrededor de las 16:00 vimos pasar el bus con el equipo, quienes al notar la presencia de la afición nos saludaban a través de las ventanillas.

Por fin nos dejaron ingresar al estadio, y después del proceso de revisión "normal" en estos eventos conseguí pasar los cordones de seguridad y empecé a buscar a mis amigos que ya estaban desde hacía varios minutos dentro. Los globos fueron decomisados bajo la prepotencia de un sujeto de seguridad cuyo escaso criterio y abundancia en estupidez intelectual nos indicó que por sus "%#%$" los globos no pasaban o nos sacaban del estadio. Así que evitamos una pelea estúpida con gente estúpida y le dijimos adiós a los globos. Entramos y me quede frío ante la cantidad de gente de rayos. No imaginaba la cantidad de gente que ya estaba dentro, y mis mejores estimaciones rondaban los 500 aficionados y eso ya me parecía mucho. Aún faltando alrededor de 15 minutos, ya era evidente la mayoría rojiblanca en las tribunas.

Con un ambiente impresionante en las tribunas la gente de rayos se dejaba sentir aún antes de empezar el partido, gritos por aquí, saludos por allá, abrazos y sonrisas por todos lados, todo era camaradería, saludos a los viejos amigos vueltos a encontrar, porras, gritos, cerveza y mucha mucha gente. Hacía mucho que no veía a la gente necaxista con tan buen semblante.

Por fin salió el Necaxa y la tribuna se dejó sentir desde el primer momento: Rayos, rayos, rayos, rayos!. Minuto tras minuto el apoyo nunca se dejó de sentir para el equipo. La tribuna apoyó como siempre y presionaba al arbitro y al rival. Durante todo el primer tiempo fue claro el dominio de Necaxa sobre el Cruz Azul, al maniatarlo por completo en sus acciones ofensivas y conseguir varias ataques peligrosos para la meta defendida por Corona. Y en la tribuna era apabullante el ruido a favor de rayos. Era tal el apoyo y la fuerza del grito a favor del Necaxa que el sonido local se vio obligado a intervenir a favor de los celestes con gritos de apoyo que ni así lograron callar a la tribuna rojiblanca. De hecho solo la encendían más....

Se acabó el primer tiempo y la tribuna bajo un poco el ritmo en el apoyo, era tiempo de comer algo, tomar algo e informarse como iba el juego en Monterrey. Al saber del marcador en la Sultana del Norte, y con el marcador 0-0 y el dominio mostrado en el primer lapso de juego, la esperanza de sacar el partido aumentaba y con ello la opción de dejar el fondo de la porcentual se vislumbraba como una posibilidad mas real.

Comenzó el segundo tiempo con una ovación espectacular para el Conejo, quién agradecido con la tribuna a sus espaldas aplaudió volteó a aplaudir al menos en 3 ocasiones. Pasaron los minutos poco a poco y el Cruz Azul comenzó a dominar la media cancha y con ello a mostrarse mas peligroso. Sus cambios parecían funcionar y en cambio los cambios en la plantilla inicial de rayos, además de ser un tanto raros para lo que venía presentando el equipo parecían en otro ritmo de juego. Cruz Azul hilvanaba cada vez una mayor cantidad de jugadas y un incipiente grito de "olé" de parte de la tribuna azul fue salvajemente acallado por los gritos de apoyo de la tribuna rojiblanca: Rayos, rayos, rayos, rayos!

Las llegadas de los celestes eran cada vez mas cercanas al gol, pero gracias a las extraordinarias atajadas del Conejo Pérez no cayeron las anotaciones. En cada mano a mano el portero necaxista salió avante gracias a su valentía y buenos reflejos y eso encendió más a la tribuna de rayos.

Vinó la expulsión del torito Silva y por unos breves segundos bajó el ruido, pero pasados esos segundos de estupor, la tribuna necaxista mostró lo que se debe hacer en cada partido sea local o sea visitante el Necaxa: siguió apoyando con todo, no hubo un solo chiflido de reprobación, no hubo una sola mentada de madre, no hubo nada que reclamar.... Se entendió perfectamente que la situación era de desventaja numérica en la cancha y que la forma de subsanar eso era con apoyo y no con presión desde la tribuna.

Se venía los últimos minutos del juego y a mi alrededor ya todo mundo estaba de pie brincando, cantando, alentando, agitando playeras. Y se escuchó el silbatazo final. Bueno, en realidad solo vimos la indicación del árbitro del término del partido.

¡Necaxa eres grande y tu afición enorme! Fue lo único que venía a mi cabeza al ver la emoción de la gente apoyando a su amado equipo rojiblanco. Fue extraordinario ver como salía la gente del inmueble con la cara llena de satisfacción por haber dejado todo el ruido en la tribuna apoyando al rayo, ninguna porra se quedo en las gargantas, ningún aliento dejó de salir en favor de los rayos durante todo el encuentro.

Aún más, al salir del inmueble, las pequeñas oleadas de aficionados prendían el ambiente cuando alguno gritaba ¡Fuerza rayos! y su grito era respondido por mucha gente a coro.

Comenzaba a caer una ligera llovizna cuando decidimos ir en bola a comer y a pasar un buen rato después del partido entre agua de jamaica y cervezas y tacos al pastor para comenzar a planear la visita a Puebla dentro de quince días.

Comienza a sonar la cafetera, señal inequívoca de que mi café nocturno está listo. Me levantó a tomar una taza de la vitrina y en forma automática mi mano agarra mi taza del Necaxa (regalo personal cuando se obtuvo el bicampeonato en los años noventa), no puedo hacer otra cosa mas que esbozar una sonrisa, al corazón no puedes ni engañarlo ni mentirle... Y mientras bebo mi café confirmo la verdad de mis pensamientos: Necaxa eres grande, muy grande....

Pd: Gracias Necaxa por una tarde tan maravillosa, gracias afición rojiblanca por no dejar de apoyar ni un minuto, ha sido un honor para mi alentar a su lado...