Opinión PR | Otro triste aniversario

Por Alex.
@AlexdeRayos

“Muchas veces Necaxa ha dependido de un milagro, de la fe, del favor de nuestra Señora de la Chiripa. Somos tantos necaxistas los que hemos vivido estos tragos amargos y, sin embargo, seguiremos acompañando al Necaxa aun con el encanto añadido de otra tragedia.”
Juan Villoro

Desde hace tiempo tenía pensado que la semana del aniversario necaxista, se hiciera bajo la etiqueta de 'Rumbo al 91' y no con la clásica de 'Opinión PR', sin embargo así como en la cancha, los jugadores me contagiaron las pocas ganas de celebrar algo, quizá porque en realidad mientras estemos en la Liga de Ascenso hay muy pocas cosas qué festejar.

Hay muchas razones para ni siquiera sentarme alrededor de una hora para escribir, unas tres más en la realización del Podcast (que por causa de fuerza mayor no salió la semana pasada) y todo el día que ocuparé el próximo miércoles para ir al Estadio Cuauhtémoc a autoengañarme y decir que los tropiezos son obra de la casualidad porque Necaxa está mostrando un buen futbol en cada uno de los partidos. Pero pese al enojo, decepción, frustración y todo eso que siento, desde ya hace mucho tiempo, decidí compartir con todos ustedes un sentir muy personal.

Necaxa perdió el partido contra Coras, jugó muy mal y lo mismo de siempre: el DT no sirve; no hay sistema de juego (no lo hay desde hace tres años o más); pisan la camiseta; se oye el 'Chelis' para la dirección técnica; y entre todas esas verdades y rumores, nosotros nos quedamos aquí, con una bandera en la mano, un escudo pintado en el cachete y quedarnos de pie, sentado, hincado o como usted disfrute de la mejor forma su dolor.

Y no es que le juegue al masoquista, pero créanme que hoy viendo el partido de León ante Barcelona sentí muchos celos de no ser nosotros los que recibíamos los seis goles porque al menos estaríamos ante un todo poderoso, en Primera División, presumiendo la corona de Campeón y no vagando con el pretexto de la 'historia' y en una división que, según nosotros mismos no merecemos, aunque los jugadores y el equipo en general nos dicen semana tras semana que somos más de la de Ascenso que, al menos, otros ocho cuadros más.

"Viví diez años de mi vida enfundado en esa camiseta, la única como profesional, la tengo tatuada en mi corazón, y hoy, la quiero tanto o más que antes, hoy, viendo al equipo tan olvidado por sus dueños, tan arrumbado y moribundo, lo amo más que nunca". Carlos Albert (2009)

Debo confesar que para mí el ser necaxista, es más que seguir un equipo de futbol. Desde niño, cuando opté por este equipo, sin importarme las presiones americanistas (en el caso de mis tíos) o chivistas (mi papá), supe, por todo lo que decían, que había elegido el camino más difícil de todos; al principio en el deporte, pero luego me comencé a dar cuenta que esto era una constante en todo lo que hacía en mi vida.

Puede que exagere o no, lo cierto es que para mí el ser necaxista se me hizo un estilo de vida y pese a que aliente a otros dos equipos en el ámbito internacional (Barcelona y la Selección Nacional de Holanda), ninguno me causa tantos cambios en mi manera de ser como lo es el Necaxa. Sólo este equipo me ha hecho llorar infinidad de veces, sentirme derrotado todavía más ocasiones que las que he llorado y realmente muy pocas he gozado algo con ellos; pero aquí estoy, escribiendo porque si el equipo fuera una mujer le diría simplemente que no entiendo nada de lo que pasa, pero que igual la amo.

Y esta manera de vivir me ha permitido aprender a gozar los triunfos en mi vida (que también han sido pocos, pero espero que se deba a que sólo tengo 28 y no a que es un estigma necaxista) y también a soportar mejor que nadie las tristezas en mi camino. Personalmente yo no creo en Dios, pero cuando me preguntan algo que tenga que ver con deidades y cosas de teología me convierto en 'Don Ramón' y respondo 'Yo le voy al Necaxa'.

Cada día que sé que se saltará al campo traigo mi playera, la presumo con mucho orgullo pese a que me vean como un 'pinche raro' o un espécimen en peligro de extinción, aunque al final del día la playera termine, una vez más y como desde hace muchos años, pisada e insultada, no por perder, sino por no decir en 90 minutos 'defendí todas tus creencias a muerte'.

Y hoy, ya cansado de culpar las limitadas piernas de Marvin de la Cruz, las pocas ideas de Miguel de Jesús Fuentes, y la falta de talento de otros tantos, estoy aquí escribiendo mi necaxismo y si entre líneas se entiende, una fe a que todo cambie con quién sea y cómo sea, aunque existe un uno por ciento de posibilidades de que esto suceda.

La pregunta que lanzo antes de despedirme, ¿cómo festejas el cumpleaños de una persona en coma?, esperando que si encuentran la respuesta, me la digan antes del jueves.

"Si regresa dentro de un año o resucita acabando la temporada no importa, porque es un club que desde hace mucho tiempo se quedó sin alma y eso en el futbol es lo más difícil de recuperar. De nada sirve la historia del Necaxa contada por la Editorial Clío si nunca hubo una cultura que la respaldara; o la poca que tenía fue exterminada por una nueva ciencia a la que llaman marketing deportivo". José Ramón Fernández (2009)