Por Cristian de Lira.
La Jornada Aguascalientes
El estadio de futbol, recinto de batallas donde 22 hombres disputan la supremacía y el orgullo, es el espacio donde dos equipos reúnen a miles de personas que fusionan el color, los gritos, la música y la emoción para convertir un partido en toda una fiesta.
Sin embargo existe un grupo en particular de seguidores, fieles a los colores de la playera y férreos en la defensa de su equipo, aquellos que acompañan y animan tanto en los momentos dulces como en los amargos, son los hinchas quienes sufren y gozan cada derrota y cada triunfo.
Omar, Óscar, Martín, Christian, Hugo y Ricardo son algunos de los líderes y fundadores de la barra Sobredosis Albirroja, el grupo de apoyo que desde la llegada del Club Necaxa a Aguascalientes, le ha agregado con sus cantos, el ambiente de fiesta que envuelve a los partidos de futbol en el Estadio Victoria.
Ante la noticia de que Necaxa cambiaría de sede de la Ciudad de México hacia Aguascalientes, un grupo pequeño de aficionados deciden organizarse para formar esta barra, que un inicio, se conformaba por cerca de 120 personas y que con el paso del tiempo llegó a reunir hasta mil 300 aficionados. Fue el auge de la barra, cuando Necaxa disputaba torneos de talla internacional. Sin embargo, la falta de resultados del equipo en años posteriores, también mermaron en su afición y el número de hinchas volvió a rondar sobre los 150.
Ricardo se muestra optimista y espera que el amor vuelva a los aficionados ahora que Necaxa ha regresado a la Primera División.
La Sobredosis Albirroja, como grupo de apoyo oficial, únicamente reconoce como su similar a la barra de Comando Rojiblanco, de la ciudad de México, con quienes admiten en un principio haber tenido algunas diferencias, sin embargo, la estancia del equipo en la División de Ascenso logró unirlos por el bien de la escuadra. Otros pequeños grupos han aparecido pero, Rodrigo comenta, “sólo quieren llamar la atención y sacar provecho del equipo y de los jugadores, son 20 o 30 gentes que no tienen aguante ni aliento y son los líderes los que salen ganando. Esperamos que en Primera División desaparezcan porque sólo entorpecen la logística y la operación de las barras. Es un cáncer del futbol, que los líderes de esas barras quieran aprovecharse de esa situación y vivan del Necaxa”.
Cada uno en su tarea
Cada uno de los líderes de la Sobredosis Albirroja tiene asignadas tareas para el funcionamiento de la barra.
Cuando se trata de relacionarse con los jugadores, el trabajo recae en Christian, quien funge como representante, una persona que puedan identificar y así no entorpecer la relación barra-equipo. En un torneo, la mitad de los partidos se juegan como visitante y para eso Christian y Hugo se encargan de los viajes y de conseguir los autobuses. Tanto Martín como Óscar se encargan de la compra y coordinación de las entradas y Ricardo gestiona los boletos cuando se complica la entrada en estadios contrarios, refiriéndose a casos recientes como los juegos de final contra Zacatecas y Ciudad Juárez.
“La directiva en ese sentido se deslinda completamente, te dan el contacto y por ejemplo, en la semifinal del torneo de Copa contra Cruz Azul, tuvimos que irnos dos días antes del juego para poder conseguir las entradas para toda la gente que viajó de aquí, aproximadamente 200 personas”.
En cuanto a su relación con la nueva directiva, Rodrigo la calificó como fría ya que han tenido poca apertura con la barra, “cuando pueden y/o quieren recibirnos nos marcan pero cuando necesitamos nosotros algo, el apoyo es parcial. Espero que ahora en Primera División nos escuchen más”.
Del Ascenso a Primera
A la Sobredosis le ha tocado vivir el proceso de descenso-ascenso de Necaxa, y en ese sentido Rodrigo enfatizó la gran diferencia de apoyar al equipo en ambas categorías. “En la de Ascenso, Necaxa siempre fue un equipo ganador, un equipo grande al que todos le querían jugar al 100, es un equipo taquillero, ibas a los estadios y se agotaban la entradas. Para nosotros fue una pesadilla entrar a esas canchas. Ahora en Primera División tenemos rivales importantes, la cancha se llena y tenemos que demostrar que somos locales y lo que cambia mucho es la marcada rivalidad que se tiene con algunas barras como la de Atlas, Santos, Chivas, la de San Luis que ahora volvió a subir pero ellos siempre han vivido a nuestra sombra tanto como hinchada como equipo, no le damos importancia, ellos creen que venir a ganarnos a nuestra cancha es lo máximo pero más que clásico, es una rivalidad regional.”
Rodrigo refirió que estas rivalidades entre barras se dan por diferentes situaciones, en el caso de San Luis, comenta, fue la envidia deportiva de tener en la región un club más grande que el de ellos. Con el equipo de Atlas, tal vez la rivalidad más fuerte, cuentan que los aficionados rojinegros robaron parte del equipo que llevaba la Sobredosis en sus autobuses en una visita a Guadalajara y eso desencadenó que en cada partido, ya sea de local o de visitante, haya enfrentamiento seguro. Incluso errores de logística han influido, “el chofer por error nos dejó justo donde estaba la barra de Chivas y nos tuvimos que bajar a huevo a defender los camiones y a partir de ahí también la rivalidad con Chivas se ha ido dando. Hubo una ocasión aquí a las afueras del estadio que a la afición la tuvieron que resguardar en el parque Romo Chávez y pues así, son diferentes casos”.
Recalcó que están en contra de la violencia y esperan que ahora que el equipo volvió a Primera División se puedan llevar con tranquilidad las visitas. “Tenemos también buena relación con barras como con la de Tigres, es un código de respeto entre barras, con la de América, con la de La Piedad hay buena amistad, con la de Santos teníamos buena relación, se cayó pero recientemente platicamos con ellos y los códigos se retomaron, esperamos que así sigan.”
Glorias y derrotas
Los integrantes de la Sobredosis compartieron experiencias que los han marcado tanto dentro como fuera de las canchas. Casos difíciles como el fallecimiento de amigos y fundadores de la barra que yendo a los encuentros perdieron la vida; y en el ámbito deportivo recuerdan con dolor los descensos, “el del 2009-2010 nos dolió mucho y aún más que después de un año de haber regresado volvimos a descender.”
Las vivencias importantes para ellos han sido un viaje a Montevideo, Uruguay, durante la Copa Libertadores en el año 2007 a enfrentar al equipo de Nacional, siete personas realizaron el viaje y, afirman, “llevar los trapos, la banderas que son la insignia para nosotros, fue algo que nos llenó mucho”. Y claro está, los ascensos, “levantar la copa en León, contra Bravos de visitante fue una gran experiencia.”
La barra tiene grandes expectativas de Necaxa para este torneo, si bien el sueño será siempre el ser campeón, piensan primero en lograr mantenerse en el máximo circuito, acceder a liguillas y volver a disputar partidos en Copa Libertadores.
En ese sentido los hinchas hicieron su evaluación sobre el equipo para lograr estos objetivos, “si pensamos con el corazón, que se queden todos los jugadores que nos dieron el ascenso, pero la verdad es que hay algunos que no dan el ancho para Primera, haría falta reforzar la portería, un buen lateral, un volante que ayude en la media cancha y apuntalar al frente con un 9 (…) base, hay”. El análisis pareció ser acertado ya que justamente de entre las contrataciones que el equipo ha realizado para enfrentar el torneo, se encuentran jugadores que cubren esas áreas.
El amor a los colores
Para un equipo de futbol, su afición lo es todo, y ésta se gana cuando una escuadra, cuando los jugadores logran generar una conexión con todo su público mediante entrega y el buen juego; la aceptación se convierte en simpatía, la simpatía se convierte en cariño, el cariño se convierte en pasión, un estado de fidelidad que mantiene a la afición unida a su equipo en cualquier circunstancia, “se vuelve una parte muy importante de nuestras vidas, la barra, el equipo Necaxa es como nuestra familia; le dedicamos mucho tiempo, dinero, esfuerzo; los viajes, los juegos perdidos, los juegos ganados, son muchas cosas que nos van alimentando de amor y cariño a la playera. La barra está abierta a recibir a quien demuestre ese cariño por la playera, que vaya, que se entregue los 90 minutos, que llegue a la puerta 4 y entre con nosotros, que se integren a la barra, que canten, que brinquen, que se diviertan. En la final todo el estadio estuvo apoyando, el canto de Rayos va a volver, lo teníamos cantando desde el ascenso 2009-2010, eso no lo sacó la directiva ni es nuevo, lo cantamos desde hace mucho y es para nosotros un orgullo que de 200 que empezamos cantando lo terminaran haciendo 24 mil, es una emoción muy grande”.
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